Reedsy: plataforma de servicios editoriales para encontrar proyectos de traducción y corrección

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Hace un tiempo escribí sobre cómo trabajar con editoriales como traductora, pero quedó en el tintero abordar la cuestión de los clientes directos (autores, en este caso), más allá de la entrevista a Virginia Cavanillas; interesantísima, por otro lado. Pues hoy vengo a hablarte de Reedsy.

Yo me enteré de su existencia hará medio año gracias a una compañera traductora. Le eché un vistazo a la plataforma, me gustó, y allá que me lancé a crearme un perfil. Como me gusta probar las cosas antes de recomendarlas, he dejado pasar un tiempo prudencial y comprobar si recibía algún encargo o no, para ver cómo funciona y si vale la pena. Por cierto, no me pagan por hacerles publicidad, aunque sí tengo este código que podemos usar para que nos den un dinerito adicional a ti y a mí cuando te encarguen tu primer proyecto (traducción, corrección, etc.).

Pero, antes de nada, ¿qué es Reedsy?

En palabras de uno de sus creadores, Ricardo Fayet, «Reedsy es el principal mercado mundial de profesionales de la edición. En la actualidad, reúne a una comunidad de más de 150.000 autores de todo el mundo con una red de 1.500 profesionales autónomos: desde editores a diseñadores de cubiertas, ilustradores, correctores, profesionales del marketing editorial y publicistas. Y ayuda a dar vida a más de 500 libros cada mes». ¡No está nada mal!

Básicamente, y para centrarnos en lo que más nos interesa, la plataforma pone en contacto a los autores con correctores y traductores, y se lleva un porcentaje de cada transacción, pero tú como profesional pones el precio y los plazos. Es decir: tú decides los términos de la colaboración.

Después de crearte el perfil (aquí el mío) y subir al menos el título/foto de una traducción publicada, llega la parte de la validación. Mantienes una entrevista virtual con ellos en la que te lo explican todo y, en general, te ayudan a optimizar el perfil, te dicen qué puede ser más vistoso de las traducciones que ya tengas publicadas y cómo enfocar la bío. Esto me pareció interesantísimo, la verdad.

En vista de sus métricas, te comentan también qué puede atraer más la atención de los autores que piden servicios en la plataforma. De hecho, según comenta Fayet en una entrevista, si decidieron ofrecer un apartado de traducción a los pocos años de crear la plataforma fue por la creciente demanda de este servicio entre los autores de lengua inglesa.

Cuando ya está todo listo, la cuestión es esperar a recibir alguna solicitud. Son los autores los que se ponen en contacto con un traductor o varios (creo recordar que el límite son 5) para proponer el trabajo y recibir el presupuesto. El autor/a debe proporcionarte toda la información para que puedas hacer tus cálculos de honorario y de tiempo, aunque por su parte puede hacerte alguna propuesta también al respecto.

Cómo se ven los datos básicos de una propuesta para poder elaborar tu presupuesto.

Según la reunión con una responsable de la plataforma, el precio no siempre es el factor decisivo y, hasta la fecha, es cierto. El autor/a que tiene las cosas claras no suele regatear, sobre todo si formulas un buen presupuesto con la información más completa y pertinente posible. Es decir: véndete bien y explica bien el servicio:

  • Pide una muestra del texto si no te lo proporcionan en el primer contacto. Es la mejor forma de ver el estilo, la dificultad, etc.
  • Detalla bien en qué va a consistir tu trabajo: si el pedido es para traducir, solo traducirás (la revisión sería otro servicio, por ejemplo).
  • Desglosa bien el precio. ¿Cobras por página, por caracteres, por palabra?
  • ¿Cómo va a ser tu proceso de trabajo? Esto suele darles mucha tranquilidad.

Para cobrar tus honorarios, puedes decidir el número de pagos (si lo quieres antes, durante y después; solo antes y al final, etc.) y el porcentaje de cada uno. Ten en cuenta que, por regla general, Reedsy se lleva un 10 %, así que vale la pena no perderlo de vista para presupuestar, sobre todo si es el cliente quien te propone la tarifa o monto total. Lo que me gusta de la plataforma es que lo pactado va a misa y el cobro es automático, por lo que no hay que sufrir o temer por si no recibes el pago por tus servicios.

Ejemplo de plazos y precios.

Si bien es el cliente quien te encuentra, cada mes tienes la opción de potenciar el perfil de forma gratuita (desde Marketplace), y doy fe de que usar este llamado booster ayuda a ser visible y a recibir más solicitudes. También tienes un calendario visible para los autores para marcar cuándo no vas a estar disponible, lo que puede quitarte presión de encima, puesto que es aconsejable responder rápidamente a las solicitudes.

Otro punto positivo es que desde la plataforma están muy pendientes de que las relaciones con el cliente vayan como la seda y sean legales (por ejemplo, no aceptan solicitudes de personas menores de edad ni ofertas raras). Tienes a alguien por chat en casi cualquier momento si te asalta alguna duda sobre la legalidad de una oferta o petición, o si tienes alguna pregunta en general.

Hasta la fecha he trabajado con un par de autoras, estoy con otros dos proyectos ahora mismo, y veo que la plataforma marcha perfectamente, así que de momento no puedo hacer más que recomendarla.

Si te animas, cuéntame tu experiencia; ya sabes dónde encontrarme.

De tattoos y tradus

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Hasta hoy, nunca había pensado en lo que tatuadores y traductores tenemos en común. Y lo tenemos. ¿No me crees? Pues sigue leyendo. 😉

Hace un par de días llegué por azar a esta historia en el Instagram del tatuador Kasti (@kasti.tattoo en instagram), en la que repasa los aprendizajes tras varios años en la profesión. Leyendo punto por punto, me dije «ostras, esto me suena».


Así que decidí hacer lo propio con nuestro sector. A ver qué te parece:


1️⃣ Te tiene que gustar mucho traducir. De cajón, pero es así. Luego hay otras cosas que quizá no gusten tanto (llevar la contabilidad, perseguir a clientes, vértelas con altibajos de trabajo, etc.), pero lo esencial es que te guste tu trabajo: en este caso, amaestrar textos y hacer acrobacias lingüísticas.

2️⃣ Hay muchos compañeros que ofrecen un servicio similar y la competencia es elevada. También hay que luchar contra la idea de que los traductores automáticos son la panacea. Lo más importante *no* es que un cliente te abra sus puertas y te confíe un trabajo: el truco está en fidelizarlo y eso se consigue ofreciendo el mejor servicio posible.

3️⃣ La ergonomía suele ser la gran olvidada. Pasamos muchas horas sentados y es imprescindible cuidar la espalda. En palabras de mi fisio, tampoco es tan importante el tipo de silla en sí —que influye, no nos engañemos—, sino que nos movamos más a lo largo del día.

4️⃣ Los problemas en el túnel carpiano no son ninguna broma. De nuevo, un buen teclado y una buena postura son esenciales.

5️⃣ A traducir se aprende traduciendo y, además, es una carrera de fondo. No hay más. Hay que ser paciente, sobre todo al principio, para ir ampliando la cartera de clientes.

6️⃣ ¿Cuántas veces se me habrá ocurrido la traducción perfecta para ese juego de palabras justo cuando me estaba duchando o a punto de apagar la lamparita de la mesita de noche? Pues eso. Una libretita a mano y la función de notas del móvil son mano de santo.

7️⃣ Quien más, quien menos (dentro de una misma rama y combinación lingüística) te puede solventar la papeleta, pero dar ese paso más, ofrecer lo que no ofrecen los demás…, ay, amigos, ahí está el punto diferencial.

8️⃣ El nuestro suele ser un trabajo agradecido. Hay traducciones cortas, otras más largas; unas son fáciles y otras te hacen sudar más, pero esa sensación al terminar un trabajo bien hecho no tiene precio.

9️⃣ Siempre está el miedo de decir que no por si perdemos al cliente. Aun así, tanto si se debe a que no nos vemos capacitados para encargarnos de un texto como si tenemos la agenda llena y no nos da la vida, ser sinceros es esencial. Trata de negociar plazos, deriva el trabajo, recomienda a otro compañero. El cliente te lo agradecerá.

🔟 Somos humanos: todos nos equivocamos. Me equivoco yo como traductora y se puede equivocar la otra persona como compañera, gestora de proyectos, etc. Que no se nos olvide ese trato humano y cercano (tatúes un pajarito o traduzcas un texto sobre ornitología).

En fin, que somos primos hermanos. O tal vez es que algunas experiencias son, de hecho, universales. ¿Tú qué opinas?

Hortografía que te ace perder bentas

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En un contexto donde la reputación, la notoriedad y la visibilidad de la empresa están en juego, tan negativo es utilizar un lenguaje demasiado coloquial donde no procede o transmitir una frialdad excesiva, como descuidar la ortografía. Algunos errores no solo arruinan la reputación, sino que también pueden provocar la pérdida de clientes.

¿Una mala ortografía puede hacer perder dinero a las empresas?

Pues sí. Sin medias tintas. Las faltas de ortografía hacen perder la credibilidad y la confianza en una marca. Y esto se da en todos los ámbitos de la comunicación.

Cuando hay errores ortográficos en una newsletter, un correo electrónico, un cartel, la página web del comercio y hasta en el producto que se vende, el emisor pierde por completo la credibilidad. La empresa o entidad que lo envía queda mal y el mensaje hace saltar todas las alarmas: sabemos bien qué es el phishing, desconfiamos de la credibilidad de una marca que nos escribe con erratas, pero también de la seriedad de quien lo envía. Y es que los pequeños errores ortográficos pueden salir muy caros tanto a consumidores como a empresas.

La mala ortografía hace menguar la confianza… y hasta las ventas

Un texto promocional con el que se quiera vender algo debe estar bien escrito. En un artículo que leí hace un tiempo, un empresario hablaba precisamente de esto y afirmaba que la mala ortografía costaba millones de libras en el Reino Unido. Charles Duncombe, director de una web de viajes, telefonía móvil y ropa, exponía que la mala ortografía es un problema grave para la economía online. Tras analizar las cifras de su web, afirmó que una sola falta de ortografía podía reducir un 40 % las ventas online.

Las cifras de venta indican que las faltas disuaden a los consumidores, pero también les disuade que no les hables bien en su idioma. Así pues, cuidado con traducir un ecommerce con un programa de traducción automática.

Según qué motor de traducción automática se utilice, se puede acabar con un texto trufado de auténticas barbaridades. Muchas veces el programa no tiene capacidad de discernir cuál es el contexto y hace unas traducciones desastrosas. Que se lo digan al Fútbol Club Barcelona, en las instalaciones del cual había un cartel que rezaba: «Compre aquí sus entradas sin hacer cola». Hasta ahí bien, ortografía impecable en español, pero al traducir el cartelito al inglés, ese «cola» aparecía como tail (cola, sí, pero de animal) y no queue.

La cola de marras.

«Un texto promocional o serio debe estar bien escrito; una sola falta de ortografía puede reducir un 40 % las ventas online».

¿Hay más laxitud en la comunicación escrita?

Desde luego es donde se observa más porque verba volant, scrīpta mānent, pero también porque no se le da el mimo que merece. Y esto es un peligro: las faltas se extienden luego por las redes sociales como la pólvora.

Hace un tiempo, el community manager de La Casa del Libro escribió este tuit: «Se hacerca el día internacional del libro juvenil». La respuesta de la gente fue obvia: «La casa del libro ni los abre», entre muchos otros tuits jocosos. El responsable de las redes sociales recurrió después al humor para enmendar su error, pero no siempre es así y la reputación puede verse afectada. ¿Qué imagen de marca nos llevamos si leemos mensajes de este tipo?

¿Quién no ha recibido alguna vez un correo con un lenguaje descuidado, erratas y errores de traducción? Con un texto de sintaxis cuestionable, cuajado de frases extrañas o con una mezcla de idiomas y de palabras que normalmente no son habituales o parecen forzadas en el contexto. Un mensaje así genera cero confianza.

Entre el castellano y el catalán, por ejemplo, se ven muchísimo este tipo de errores por la proximidad entre idiomas y porque, en consecuencia, se cree que es un tipo de traducción que puede hacer cualquiera. Así, se ha hablado de la marca de ropa Mango traduciéndola como «Mànec» (mango de una sartén, no la fruta); se ha podido leer una noticia sobre el expresidente de Seat, Luca de Meo, con el nombre cambiado por Luca de Pixo (os podéis imaginar de dónde viene) o nos hemos quedado patitiesos cuando, en ciertos periódicos digitales que siempre traducen los artículos automáticamente, alaban el último partido de Llegeixo Messi.

En ciertos ámbitos de Internet, como en las redes sociales, hay una mayor tolerancia y laxitud en cuanto a la ortografía y la gramática (uno no escribe igual en sus redes personales que en una carta de presentación para optar a un puesto de trabajo). Sin embargo, los errores ortográficos en una página de inicio o en una oferta comercial pueden plantear dudas sobre la confianza y la credibilidad del sitio. Una palabra mal escrita podría suponer un gran problema.

¿No desconfiarías de la calidad de una prenda de ropa si ves errores en el lema?

«Las faltas de ortografía en una web de una empresa pueden crear dudas sobre la credibilidad de la compañía».

Cuando el error es intencionado, ¿da un golpe de efecto?

¿Qué te ha parecido la ristra de errores ortográficos del titular? ¿Te ha impactado? Hace unos años, unas galerías comerciales de Barcelona anunciaban su periodo de descuentos con un gran «REVAJAS». Desde luego, fue algo llamativo, pero hay que saber jugar muy bien esa baza. El uso incorrecto del idioma puede transmitir una falta de profesionalidad o descuido. En lugar de atraer la atención positiva, es más probable que el mensaje cause una percepción negativa.

Si lo que queremos es que destaque nuestro anuncio, es preferible un contenido claro, conciso y persuasivo, acompañado de un diseño atractivo. La calidad del mensaje y la presentación son factores clave para atraer la atención de una forma eficaz y positiva.

Porque el problema es que, muchas veces, no queda claro si la errata es intencionada. A mí me ha pasado ya en un par de ocasiones con una marca muy conocida. ¿Lo de «fayar» es un error? Podría parecer que no y que se ha hecho a posta porque es un guiño, un uso casi metalingüístico en la prenda, pero ¿«allways» también es algo buscado? Poco probable, pues lo he visto en otros artículos de estampado similar.

Si queremos jugar con la lengua, que quede bien claro.

¿Por qué se escatima, pues, en corrección y traducción?

Se quiere todo bueno, bonito y, sobre todo, barato. También se cree que cualquier persona de la empresa puede redactar un texto, que domina lo suficiente para escribirlo… y hasta para traducirlo. Pero no, no basta con unos conocimientos básicos. Muchas empresas no le dan importancia a una coma de más o a un pequeño error hasta que es demasiado tarde.

Hay que desterrar el mito de que la corrección y la traducción son servicios caros. Cualquier profesional te hará un presupuesto a medida (con su buen desglose de elementos) para que consigas lo que quieres de verdad con tus textos. Tu reputación y las ventas están en juego.

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Artículo publicado originalmente en LinkedIn.

Entrevista con relación a este tema: La ortografía sí importa: «Puedes perder un 40% de las ventas si escribes mal»

Pr(e)posiciones (in)decentes y un diccionario genial

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Mira, no sé tú, pero incluso en castellano, tengo que repasarlas en el diccionario, porque tienen miga. Pero no me adelanto, te dejo el diccionario más abajo.

Las preposiciones son palabras invariables que sirven de nexo dentro de una oración. Son unidades carentes de autonomía y, por eso, no pueden funcionar aisladas, exceptuando algunos casos muy determinados. En algunas ocasiones las preposiciones tienen significado léxico (El lápiz está bajo la libreta), pero en muchas otras aportan solo contenido gramatical (La camiseta de Paula).

Hasta ahí está todo más o menos claro, pero cuando hablamos de verbos de régimen preposicional, ay, la historia cambia. Los verbos de régimen preposicional, también llamados verbos prepositivos, exigen la presencia de una preposición específica para su correcto funcionamiento; es decir, si la preposición se suprime, el significado del verbo queda afectada. Si sabes inglés, te habrán venido a la cabeza los phrasal verbs (look after, look up to y look out significan cosas muy distintas).

Para mí, las preposiciones son de las cuestiones gramaticales más difíciles cuando se aprende un idioma… e incluso en el propio. ¿Por qué? Veámoslo:

  1. Variedad de preposiciones: por regla general los idiomas tienen una amplia variedad de preposiciones, cada una con significados y usos específicos. Recordar cuándo usar cada una puede ser abrumador y requerir tiempo y práctica.
  2. Diferencias entre idiomas: las preposiciones no siempre tienen equivalentes directos entre los idiomas. Cada idioma tiene preposiciones con significados y usos únicos, lo que dificulta la traducción directa y la comprensión para quienes aprenden una nueva lengua.
  3. Uso contextual: a menudo dependen del contexto y del significado particular de una frase. Comprender cómo una preposición afecta el significado de una oración puede ser complicado, ya que no siempre sigue reglas estrictas.
  4. Expresión de relaciones abstractas: las preposiciones se utilizan para expresar relaciones abstractas entre elementos en una oración, como tiempo, lugar, dirección, posesión, entre otros. Estas relaciones pueden no ser tan concretas como otros aspectos gramaticales, lo que dificulta su asimilación.
  5. La intuición del nativo: los hablantes nativos de un idioma a menudo las usan de manera intuitiva, lo que puede dificultar la explicación explícita de las reglas gramaticales. Las preposiciones pueden ser parte del conocimiento tácito de un hablante nativo, pero explicar estas reglas a alguien que aprende el idioma puede ser complicado.

Para estos casos, e igual que comentaba ayer con los errores ortográficos, no queda otra que leer, leer y leer. Es decir, a golpe de práctica y exposición. La práctica regular, la retroalimentación para corregir errores y la exposición a las preposiciones en situaciones reales son esenciales para internalizar su uso correcto. Si no se emplean con frecuencia en la práctica, un aprendiz de un idioma puede tener dificultades para recordarlas y aplicarlas de manera efectiva.

Como todo, la paciencia y la práctica son clave para asimilar el régimen preposicional en cualquier idioma. Así que, aquí van algunos recursos útiles. Primero, el Diccionario español de construcciones preposicionales de Emile Slager [in-dis-pen-sa-ble]. Luego, también está la guía de María Coco para el uso correcto de las preposiciones. Y aquí van un par de enlaces sobre los temidos phrasal verbs: https://www.englishreservoir.com/verbs-in-english/phrasal-verbs; https://etimalta.com/a-simplified-guide-to-phrasal-verbs/.

¿A ti también te cuestan? ¿Tienes algún recurso maravilloso que quieras compartir? ¡No te cortes!

Traducción editorial (II). La relación traductor-autor. El arte y oficio de traducir para autores autopublicados

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Hace un tiempo publiqué una entrada sobre cómo empezar en traducción literaria a través de las editoriales, que parece ser la vía más habitual. Sin embargo, hay otros caminos para traducir libros y hoy exploraremos uno no tan concurrido, pero igual de gratificante si nos lo montamos bien.

Te hablo de traducir directamente para un autor —autopublicado, en su mayoría— que sea consciente de las bondades de contar con un traductor para llevar sus libros al público hispanohablante. En mi caso, llevo años colaborando con una autora estadounidense, para la que he traducido varias sagas, y he trabajado con un par más a lo largo del tiempo, en proyectos puntuales. Sin embargo, quería conocer (y que conocieras) la experiencia de una compañera que solo trabaja con autoras autopublicadas, de modo que aquí tienes una entrevista com-ple-tí-si-ma a Virginia Cavanillas.

Si no la conoces, en su propio blog, Virginia se describe así: «Abogada de profesión —que no de vocación— y con amplia experiencia en traducción de textos legales, en abril de 2018 cambié toga por pluma y me lancé de cabeza al mundo literario, del que siempre he sido una apasionada». Y no le va nada mal, puesto que ahora se dedica solo a la traducción de libros para autores y autoras independientes. ¿Tienes curiosidad por saber cómo se lo guisa y cómo se lo come?

Para que puedas localizarlas mejor, aquí van las preguntas que le hice, que no son pocas.

1. Inicios en la traducción:

  • ¿Cómo comenzaste a trabajar como traductora… y como traductora para autores/as directamente?
  • ¿Qué te motivó a elegir trabajar con autores/as en lugar de con editoriales?

2. Proceso de trabajo:

  • ¿Cuál es tu proceso típico al traducir una obra para un autor/a directo/a? ¿Es distinto a traducir para editoriales?
  • ¿Cómo trabajas con los autores durante el proceso de traducción? ¿Tienes más relación con ellos a la hora de trabajar que cuando se traduce mediante una editorial? ¿Cómo manejas las diferencias creativas con los autores durante el proceso de traducción?
  • ¿Tienes alguna anécdota interesante sobre una colaboración particularmente única o complicada?

3. Desafíos y gratificaciones:

  • ¿Cuáles son los desafíos, retos, dificultades… más comunes a los que te enfrentas al traducir para autores directamente?
  • ¿Qué aspectos encuentras más gratificantes en este tipo de trabajo?

4. Consideraciones culturales:

  • ¿Cómo abordas las diferencias culturales al traducir obras literarias directamente para autores?
  • ¿Has tenido que explicar ciertos elementos culturales a los autores para garantizar una traducción precisa?

5. Variedad de géneros:

  • ¿Has trabajado en la traducción de diferentes géneros literarios? ¿Cómo abordas las particularidades de cada uno?
  • ¿Prefieres traducir ciertos géneros sobre otros?

6. Herramientas y recursos:

  • ¿Cuáles son las herramientas y recursos que consideras esenciales en tu trabajo como traductora literaria?
  • ¿Cómo incorporas las nuevas tecnologías en tu proceso de traducción?

7. Consejos para autores:

  • ¿Qué consejos les darías a los autores que están planteándose trabajar con un traductor directamente?
  • ¿Cómo pueden los autores facilitar el proceso de traducción desde tu perspectiva?

8. Consejos para traductores:

  • ¿Cómo lo haces/has hecho para encontrar a autores directos con los que trabajar?
  • ¿Te es difícil hablar de tarifas, derechos, etc. con ellos/as? Cómo gestionas el trato con los clientes, vaya.

9. Desarrollo profesional:

  • ¿Cómo te mantienes actualizada en cuanto a las tendencias literarias y lingüísticas en tus idiomas de trabajo?
  • ¿Hay algún área específica en la que te gustaría seguir desarrollándote como traductora?

¿Qué? ¿Vamos allá? Pues prepárate un cafecito, un té o un mate y sigue leyendo.

  • ¿Cómo comenzaste a trabajar como traductora… y como traductora para autores/as directamente?

Yo vengo de la rama legal, empecé como traductora jurídica. El paso a literaria surgió por casualidad, no puedo negar que tuve un golpe de suerte que supe aprovechar. Sea como fuere, allá por 2015 colaboraba con varios blogs literarios anglosajones y empecé a hacer lecturas cero profesionales e informes de lectura (lo que viene siendo un lector editorial, pero por libre). Empezó como un hobby, digamos, una ocupación extra que encima me encantaba; pero entonces decidí tomarme una excedencia en el trabajo, empezar a escribir y, yo qué sé, encontrarme, y fue entonces cuando una autora indie con la que llevaba un tiempo trabajando me propuso traducir una de sus obras. Una cortita, para probar: Nota que estoy aquí, de Anyta Sunday. Ahí empezó todo. Descubrí que me encantaba y que se me daba bien (aunque de esa novelette cambiaría mil cosas; oh, la inexperiencia) y dejé mi trabajo del todo. A día de hoy llevo veinticuatro libros traducidos y no puedo estar más convencida de que el cambio de rumbo profesional (y de vida) era lo que tenía que hacer.

  • ¿Qué te motivó a elegir trabajar con autores/as en lugar de con editoriales?

Por aquel entonces yo desconocía que la traducción freelance existiera como tal y que se llevara a cabo al margen de las editoriales. Desconocía muchas cosas (trámites legales, fiscales, tipo de contratos…). Cuando Anyta Sunday me propuso traducir su libro y me contó que sus historias ya se habían traducido al italiano, francés, alemán y tailandés, me sorprendí muchísimo, porque aun llevando un tiempo buceando las aguas literarias, era algo que desconocía por completo. Tengo cero experiencia con editoriales y eso que hay varias que podrían interesarme porque traducen obras y autores que me apasionan. De hecho, una vez cada varios meses, creo que ha llegado el momento de mandarles mi currículum, una propuesta de traducción, hacer por primera vez una prueba de traducción… Intentar tantear otro terreno, vaya; pero luego siempre se me pasa. Entre otras cosas, aunque la principal siga siendo que —por suerte— por ahora tengo trabajo suficiente y un tiempo finito, porque mi experiencia con autoras autopublicadas es una maravilla y supongo que me costaría mucho desprenderme de la libertad artística y creativa que me dan. O de la confianza, que, tras seis años trabajando con las mismas autoras, es bastante grande.

  • ¿Cuál es tu proceso típico al traducir una obra para un autor/a directo/a? ¿Es distinto a traducir para editoriales?

Soy una persona muy caótica que maneja el tiempo fatal, pero me ayuda que mis procesos tengan siempre las mismas pautas, aunque luego siempre tenga que ajustar tiempos y horarios; porque da igual que tenga dos meses, tres o cuatro, el deadline siempre me pilla por sorpresa y, cada vez (cada vez, en serio) juro —y perjuro— que jamás volveré a traducir y que me dedicaré a otra cosa.

  1. Lo primero que hago es leerme el libro de principio a fin, subrayando los pasajes que sé que van a ser más complicados o los juegos de palabras más difíciles para irles dando una pensada. Los tres primeros días tras ponerme con un encargo los dedico exclusivamente a leer. A la mayoría de los libros que traduzco ya le he hecho una lectura cero (he dejado de hacer informes de lectura para autores, pero sigo siendo alpha reader de una de mis clientas) o los he leído por placer, por lo que no me llegan de nuevas.
  2. Una vez leído, me fijo un plazo (que suele ser de dos meses, tres en algunos casos), hago el cálculo de palabras/día (unas dos mil, tres mil) y me pongo manos a la obra.
  3. Cuando acabo de traducir (una versión muy limpita que voy revisando capítulo a capítulo), empiezo la primera corrección.
  4. Paso el documento a lectura beta.
  5. Le hago una segunda corrección y se lo entrego a la autora para que lo maquete.
  6. Me lo devuelve editado y le hago una última corrección-revisión.
  7. Lo entrego de forma definitiva en un correo junto a la factura (muy eficiente).

No suelo traducir más de un libro a la vez (solo lo he hecho en una ocasión y me desesperé) y traduzco una media de cuatro libros al año.

  • ¿Cómo trabajas con los autores durante el proceso de traducción? ¿Tienes más relación con ellos a la hora de trabajar que cuando se traduce mediante una editorial? ¿Cómo manejas las diferencias creativas con los autores durante el proceso de traducción?

Trabajo principalmente con tres autoras y, por suerte, tenemos una relación bastante cercana (aunque no con todas igual) y estamos en contacto directo durante todo el proceso. Si tengo alguna duda intento reunir dos o tres cositas, para no ser un incordio y molestar cada vez que no entienda por qué algo es de una determinada manera, y les mando un correo con mis dudas. Suelen contestarme en el día. También tengo su número de teléfono, así que a veces huimos de formalidades y hablamos directamente o nos mandamos Whatsapp para resolver temas más o menos urgentes (nunca lo son, pero yo tiendo a pensar que son de vida o muerte).

Siempre que existe el más mínimo riesgo de que haya podido malinterpretar algo (por ejemplo, que sea confuso quién habla en un determinado diálogo), les pregunto. Prefiero ser pesada que equivocarme.

En cuanto al tema creativo: me dejan total libertad y después de tantos años de colaboración confían en mí lo suficiente como para no tener que consultarles cada decisión. Pero, aun así, en casos concretos en los que los cambios son destacables, lo hago. Por ejemplo, si le tengo que cambiar el nombre o apodo a algún personaje porque se va a jugar con ello en la narración. En Leo quiere a Aries (la primera novela larga que traduje) hay una secundaria que en inglés se llama Liz y en un punto de la novela juegan con Liz/lizard y hacen una broma con su lengua reptiliana. Antes de hacer la adaptación, dado que cambiar un nombre para mí es una modificación quizá no sustancial, pero sí una de la que la autora debería estar al tanto, lo consulté con ella y le hice saber que Liz/lizard pasaba a llamarse Camila/camaleón.

Ocurrió algo similar con uno de los protagonistas de Quédate conmigo, al que llamaban Mr. Woodpecker tanto por el pájaro como por su connotación sexual y tuve que adaptarlo y llamarlo profesor Pito negro, ya que, tras analizar ciento veintisiete mil especies de aves, era el que más se adaptaba a las características del pájaro original y cumplía a la vez con la connotación sexual. Pero, claro, el nombre era mucho más feo, había que consultar. Pues como esas, una cuantas; pero siempre tengo luz verde y lo agradezco infinito, la verdad.

  • ¿Tienes alguna anécdota interesante sobre una colaboración particularmente única o complicada?

Una de las autoras con las que más trabajo es conocida por sus juegos de palabras y dobles sentidos, y me vuelve muy loca con cada libro, así que anécdotas tengo unas cuantas. He tenido que traducir una canción escrita al más puro estilo Shakespeare, adaptando número de versos y rimas; un libro entero en el que se jugaba con acrónimos y aliteraciones, y hasta hacían duelos de sinónimos (una de las traducciones de las que estoy más orgullosa, por cierto) y en uno de los últimos libros que he traducido (un retelling gay de La abadía de Nothanger) estuve una semana (¡una semana!) atascada en un diálogo de una página y cada día de esa semana mandé un mensaje a la autora diciéndole: «Te odio y admiro a partes iguales».

Creo que fue de las cosas más difíciles con las que me he encontrado en mi carrera. Resumiéndote mucho, porque ya me estoy pasando, te diré que era un diálogo entre los protagonistas en el que opinaban, muy eruditos ellos, sobre los puns que contenían las obras de Shakespeare y Dickens; y mencionaban primero un pasaje de Romeo y Julieta y luego hacían referencia a Oliver Twist (por lo visto, se rumorea que el autor llamó Master Bates a un personaje a propósito porque en inglés sonaba como «masturbates», pero descubrí que la mayoría de los dobles sentidos de los que hablaban mis protagonistas se habían perdido en las traducciones al español y tuve que romperme la cabeza para dar con algo sin marearme del vértigo que me daba «reinventar» a tremendos autores.  Al final quedó fenomenal. Y recuerdo que lo comenté en Instagram (y creo que en el blog) porque yo soy muy de comentar estas cosas públicamente; me gusta que la gente sepa el trabajazo que hacemos. Las cosas como son.

  • ¿Cuáles son los desafíos, retos, dificultades… más comunes a los que te enfrentas al traducir para autores directamente?

Creo que mis respuestas anteriores contestan a esta pregunta mejor que cualquier otra cosa que pueda decir. Contestan incluso a la siguiente; porque, aunque me queje y mande mensajes «amenazantes» a clientas que con los años se han convertido en amigas (y no por ello me pagan menos. Ni más tarde, ja, ja, ja, puede que sea, incluso, al contrario) me encanta enfrentarme a los retos que me ponen, tirar de ingenio, inventar, crear, transcrear, enorgullecerme del resultado.

Una dificultad, que quizá casi siempre se vea como un pro (porque en realidad lo es), es que, al tener flexibilidad de horarios y ser yo quien fija los plazos de entrega (más o menos, pero tengo un margen de decisión-adaptación muy amplio), el día a día puede dar lugar a mucha procrastinación. Y más en mi caso, que me distraigo con una facilidad abrumadora, soy caótica por naturaleza y además vivo buscando huecos para escribir mis propias historias. Es un peligro, porque a veces cedes y te tomas un día libre porque puedes, a veces dos, y luego tienes que recuperar el fin de semana y te agobias. O al menos, yo me agobio, porque procrastinadora, sí; pero ansiosa también.

  • ¿Qué aspectos encuentras más gratificantes en este tipo de trabajo?

Dar con la solución perfecta a un determinado juego de palabras. Leer el resultado (por encima, no suelo releer mis traducciones una vez publicadas, que ahí es cuando encuentras esa errata que se te había pasado) y que ese resultado guste. Porque, sí, me gusta gustar, como a todo el mundo. Me gusta que me digan que el libro parece escrito en español, me gusta que la gente empiece a mencionar a quien traduce en sus reseñas y me gusta que las opiniones sobre mi trabajo sean buenas. Me gusta levantarme y no odiar lo que tengo que hacer como me ha pasado en otros momentos de mi vida. Soy una privilegiada y lo sé, doy gracias cada día por ello.

  • ¿Cómo abordas las diferencias culturales al traducir obras literarias directamente para autores?

Mi prioridad siempre es adaptar todo lo que se pueda de la mejor forma posible, aunque lingüísticamente me aleje del original, y cerrar la brecha cultural que pueda existir. Al menos, esa es mi forma de traducir. Intento separarme de lo que sé como conocedora del inglés, de la autora y de la obra, para intentar verlo con los ojos de alguien que no sabe nada al respecto ni tiene por qué. Tengo la suerte de contar con unas amigas (cada una de su padre, madre, tierra y profesión) que echan un vistazo a lo que traduzco antes de que lo entregue y me asesoran sobre si hay algo que no se entienda.

Mi máxima: que mi público meta lo entienda todo y bien sin tener que recurrir (a ser posible) a notas al pie; así, aparte de una perfecta comprensión, garantizo (o intento garantizar) la mayor fluidez posible. Ya me empapo yo de la cultura origen, de sus costumbres o marcas comerciales para que lo que le llegue a los lectores sea el equivalente más preciso posible.

Antes que a las notas al pie, recurro a la traducción explicativa. Lo he hecho en cuatro ocasiones (creo) en estos siete años. Lo he metido de forma concisa y natural en la narración y ha quedado bien. No me he visto en ninguna encrucijada especialmente complicada. Diferencias típicas como marcas de chocolatinas (Almond Joy pasa a ser chocolatina rellena de coco), de cereales (aunque más evidentes, los Honey Puffs o Honey Comb pasan a ser cereales de o con miel directamente), juegos como el Snap se convierten en el burro o en un juego de cartas sin más si no es importante en la trama.

En dos de mis próximas traducciones tengo un personaje no binario y otro que pide que, mientras encuentra su identidad, lo traten como they/them. En ambos libros usaré lenguaje no binario, tanto directo como indirecto, respetando la intención de la autora y siendo fiel al original.

  • ¿Has tenido que explicar ciertos elementos culturales a los autores para garantizar una traducción precisa?

Hace un par años hice una traducción inversa; la única (y la última, con toda probabilidad). Fue un trabajazo a cuatro manos con una compañera neozelandesa que me iba corrigiendo capítulo a capítulo. Una de las experiencias más enriquecedoras en lo profesional y que me consta que quedó impecable, pero que no volvería a repetir por la inseguridad y el nivel de estrés que me generó. El caso es que ese libro tenía una banda sonora muy específica y muy española. Se hablaba mucho de música, ciertas canciones se entretejían con la trama y protagonizaban momentos estelares en la narración. Pero eran canciones totalmente desconocidas en el mundo anglosajón. Así que hablé con la autora y le cambié la banda sonora que afectaba a los personajes y a la historia. El resto de canciones que sonaba en el libro se quedó, porque no hacían más que eso: sonar de fondo; y si alguien en Minnesota tenía curiosidad por saber quiénes eran Duncan Dhu podía buscarlos y escucharlos. Lo que hice fue buscar canciones que, por el tono, la letra y la época se amoldaran a los momentos culmen en los que salían. Porque la letra era comentada por los personajes y tenía que ver con su relación. A la autora le encantaron las opciones. Le ofrecí varias y creo que entre las dos elegimos las que más encajaban. Si se trataba de que el público meta (en este caso, en anglosajón) entendiera el sentimiento, el peso de una canción concreta en un momento determinado, no podíamos dejarlo tal cual. Se perdía el mensaje y la emoción, y se trataba de eso, de traducir emociones.

  • ¿Has trabajado en la traducción de diferentes géneros literarios? ¿Cómo abordas las particularidades de cada uno? Me dedico en exclusiva a la ficción LGBT. Al romance M/M (male-male) y dentro del nicho (porque es un nicho de proporciones épicas) tanto a la comedia romántica, como al romance contemporáneo, Dark Romance o fantasía; pero dentro siempre del mismo género.
  • ¿Prefieres traducir ciertos géneros sobre otros? Te diré que, a pesar de mi especialización, no me cierro a nada.

  • ¿Cuáles son las herramientas y recursos que consideras esenciales en tu trabajo como traductora literaria? No uso ninguna TAO (quizá me equivoco y me harían el trabajo más fácil, no sé). Soy muy clásica y tengo unos básicos inseparables: el DLE, el Panhispánico, el combinatorio práctico del español contemporáneo, el diccionario español de construcciones preposicionales, el diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, la nueva gramática de la lengua española…  Recurro mucho a la Fundéu (me deben de tener en spam de lo pesada que soy) y al instituto Cervantes; mis diccionarios monolingües favoritos son el Merriam y el Collins y tengo siempre a mano el libro de estilo de la lengua española y los apuntes de un curso de corrección que me fue especialmente útil.
  • ¿Cómo incorporas las nuevas tecnologías en tu proceso de traducción? Mal. Ja, ja, ja. Tengo una mente extraña que procrastina hasta el extremo para no tener que aprender a manejar X cosa. Sé que el tiempo que pierda en aprender no será tiempo perdido, que es una superinversión de futuro. Pero aún no he llegado a ese punto. Y encima estoy embarcada en una batalla (perdida, me temo) contra las traducciones con IA que creo que están petando el mercado de historias sin alma ni gracia, y mi odio me nubla el juicio y no me deja ver lo útiles que pueden ser en algunos casos. Ojalá una máquina nos ayudara en nuestro curro diario, de verdad, ojalá. Pero hoy por hoy, y tal y como están las cosas con la posedición, no lo veo, la verdad.

  • ¿Qué consejos les darías a los autores que están planteándose trabajar con un traductor directamente?

Que no tengan miedo, que entrar en un mercado nuevo siempre da pavor, pero que sí pueden invertir en un traductor profesional autónomo o de una editorial pequeñita, que lo hagan. Es cierto que es un riesgo muy grande, que buscar a quien adapte su bebé a otro idioma no es fácil, sobre todo si no conoces ese idioma. Porque, y este es un miedo muy común (y muy comprensible): ¿quién te garantiza que el resultado vaya a ser el deseado? Por desgracia, he visto traducciones al español malísimas (en el género que traduzco proliferan mucho las posediciones mediocres; algunas de ellas, muy malas) y también me ha llegado alguna traducción del español al inglés muy poco natural y cero idiomática.

Trucos:

  1. Recurrir a alguien de confianza que sí conozca el idioma y que pueda tantear otras obras de quien se pretende contratar o recurrir a algún compañero (traductor, escritor, filólogo o entendido en general) y encargarle (por una tarifa asequible) la lectura de X libro. Se puede pedir un informe de lectura detallado o un simple feedback que le ayude a aclarar sus dudas.
  2. A la hora de buscar un traductor también recomendaría echar un vistazo a sus redes sociales, buscar reseñas sobre sus traducciones en Goodreads, buscar opiniones de clientes en Amazon u otras plataformas de libros.
  3. Y muy importante (aunque suene rastrerillo llegados a este punto): que digan siempre y pronto cuánto pueden pagar. Y digo «pueden» y no «están dispuestos a» de forma intencionada. Porque tras siete años en esto soy más que consciente de que la mayoría de autores pequeños no se puede permitir un traductor. Y es importante ir de frente y que ninguna de las partes pierda el tiempo. A mí me llegaron a ofrecer pagarme con royalties, pero sin tarifa alguna de por medio. Lo hicieron de forma muy educada y en el primer correo que intercambiamos, lo cual agradecí mucho; me negué también muy educadamente y le dije que, cuando pudiera invertir en mi trabajo, estaría encantada de traducir su obra (que, además, me gustaba).
  4. Los traductores freelance podemos ser tan buenos como los editoriales (no es dónde trabajas, sino cómo) y esto es algo que todo autor tiene que tener claro.
  5. Hay un contra bastante grande a la hora de elegir un traductor independiente en lugar de una editorial y es la labor de promoción. La editorial te da visibilidad y el pobre freelance no tanta. Esto es así, y no vamos a ocultarlo. Por mucho que al traductor se le pague un extra por hacer algún tipo de marketing (y es un concepto que existe) su alcance no es el mismo y se nota. Ese es el único contra que puedo encontrar. La calidad no debería depender del tipo de traductor que seas.
  • ¿Cómo pueden los autores facilitar el proceso de traducción desde tu perspectiva?

Accesibilidad. Pero yo creo que, en general, con los indies no es un problema. A ver, habrá de todo, yo solo he trabajado con cinco autoras autopublicadas, pero suelen estar muy dispuestas, dado que saben que amortizar su inversión no va a ser sencillo y ayudan en la medida de lo posible.

Quizá suene un poco pesimista en cuanto a los riesgos de entrar en un mercado nuevo; no lo soy, soy realista. Cualquier historia puede dar un pelotazo por cualquier motivo (la calidad, por desgracia, no es el más importante de ellos), pero, en general, cuesta abrirse camino.

  • ¿Cómo lo haces/has hecho para encontrar a autores directos con los que trabajar? Seguro que es lo que más les interesa a los compañeros que empiezan o quieren iniciarse en editorial.

Lo primero es saber si te diriges a un autor autopublicado o a uno editorial. Porque, en el segundo supuesto, ya se trate de una editorial pequeña e independiente —supermajos ellos y superaccesibles— o de una de las grandes, los derechos de las obras del autor estarán cedidos y, por lo tanto, no va a poder negociar las condiciones.

Una vez sabes a qué tipo de autor te vas a dirigir, yo recomiendo contactar por correo electrónico; o, al menos, es lo que yo hago, aunque alguna vez he escrito un mensaje privado en redes sociales porque por lo que sea me ha resultado más sencillo (porque la autora que me interesaba me seguía, por ejemplo).

A la hora de contactar hay que intentar personalizar lo máximo posible. ¿Qué motivos hay para querer traducir a X Autor? El principal suele ser que has leído uno de sus libros y te ha gustado; y eso es precisamente lo que hay que decirles. Yo busco su información de contacto en su web o, si no tienen, en redes; y parto de ahí.

Cuando me presento por correo, aparte del motivo por el que quiero traducirlos, adjunto un enlace a mis traducciones en Amazon; o las enumero y añado el link para que echen un vistazo ellos mismos. Aunque no conozcan nuestro idioma, pueden ver la puntuación y la opinión de los clientes.

Si el autor es indie, puede contestarte o no. Muchos no lo hacen, ni se plantean la posibilidad de traducir a otro idioma. Otros, los que no son autopublicados, pero pertenecen a un grupo editorial independiente, te pueden dar el contacto de su editor y decirte que le hagas a él la propuesta. Mismo proceder. O el correo de su agente literario. E igual, esa primera toma de contacto es más o menos similar.

La opción de hablar de tarifas en el primer mail depende ya de cada uno. Yo lo he hecho en alguna ocasión, con mejor o peor resultado. Por desgracia, y aquí voy a sonar pesimista de nuevo, la mayoría no quiere un traductor independiente; quieren llamar la atención de una editorial y que alguien le ofrezca algo jugoso, no humo (aunque no lo sea, pero ofrecer garantías es complicado y en los tiempos que corren, más).

Y hay otro problema añadido, quizá el más grave: en el mercado anglosajón (en mi nicho, al menos) está proliferando de forma aterradora la posedición. Los primeros puestos de los rankings de Amazon están petados de traducciones automáticas más o menos poseditadas que te dan ganas de llorar mientras te sangran los ojos (aunque eso suponga que te escuezan más). Y, claro, si esto es así y los autores se están acostumbrando a pagar cacahuetes por una traducción que sorprendentemente sí que vende en nuestro mercado: ¿por qué invertir en calidad y profesionalidad? Pero esto ya para otro día. 

Como verás, hablo en todo momento de Amazon porque es el mercado en el que me muevo y el que tengo que conocer: superventas, movimientos en los rankings, categorías, lectores…

Quizá el consejo más importante que pueda dar a los compañeros que quieran embarcarse en la aventura de la traducción literaria independiente es que puede resultar difícil y frustrante al principio. Que no desesperen, que no se rindan si de verdad les interesa, pero que se preparen para currar y moverse mucho. Es un momento de mucha incertidumbre en el sector, el efecto llamada de los autores que están triunfando con traducciones (o posediciones) mediocres es preocupante, pero quiero creer que no todo está perdido y que siempre habrá alguien que valore el trabajo de profesionales que además de ilusión y muchas ganas, entreguen resultados de calidad y con alma.

  • ¿Te es difícil hablar de tarifas, derechos, etc. con ellos/as? Cómo gestionas el trato con los clientes, vaya.

Creo que hay que hablarlo directamente y cuanto antes mejor, porque si no puede que estés perdiendo el tiempo. Puedes decirlo o no en un primer mail de contacto, pero si no es ahí, yo creo que el segundo tiene que estipular tu tarifa. O el marco en el que te mueves. No está mal hacer ofertas (o yo no lo veo mal) y ceder un poco a cambio de un par de encargos más. En plan: «yo cobro X, pero puedo cobrarte Y si me encargas toda la serie». Eso ya depende de cada uno. Pero creo que hay que ir de frente, porque en el mercado en el que yo me muevo, al menos, no todos se lo van a poder permitir y saber a qué atenerse es bueno para dejar de romantizar el traducir un libro que leíste y te llegó al alma, porque si su autor no puede pagarte, es mejor saberlo cuanto antes y no hacerte ilusiones, que luego el rechazo o la caída duelen más.

Los contratos (insisto una vez más: los que yo conozco) suelen ser precisos en cuanto a las tarifas, plazos, titularidad de los derechos, temas fiscales, dónde figurará tu nombre… Si alguien tiene dudas, siempre es mejor consultar con un compañero con más experiencia y preguntar lo que sea antes de firmar.

  • ¿Cómo te mantienes actualizada en cuanto a las tendencias literarias y lingüísticas en tus idiomas de trabajo?

Hago todos los cursos que me resultan interesantes y me puedo permitir, pero como no siempre tengo posibilidad (dinero, tiempo…) recurro mucho a libros de lingüística, escritura y estilo. Leo mucho, en español y en inglés; novedades y clásicos. Y, muy a mi pesar, porque no me gustan especialmente, me empapo del mundo literario en redes: qué se lee, qué se opina. Suelo leer opiniones en Amazon o en Goodreads (no de lo que escribo o traduzco, aunque a veces sea necesario) y ver qué se opina de una determinada traducción o forma de escribir. La gente no siempre valora lo mismo que yo y es interesante saber por qué.

  • ¿Hay algún área específica en la que te gustaría seguir desarrollándote como traductora?

En la medida de lo posible, me quedo en mi nicho que mientras no se lo coma la IA es un lugar tranquilo, que conozco y que me da seguridad.

¿Qué te ha parecido? Si quieres dejar alguna duda, pregunta o consulta, puedes hacerlo en los comentarios. Mientras tanto, si quieres saber más sobre Virginia, puedes encontrarla por aquí:

Muchas gracias por leer(nos) y nos vemos en la próxima entrada. En esta ocasión, seguiremos la estela de la traducción de libros y nos centraremos en una plataforma reciente. ¡Aquí te espero!

Una peli (con subtítulos) de miedo

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Hace algún tiempo, estaba viendo una película de miedo, pero lo que más me aterrorizó fue la mala calidad de los subtítulos en español.

Faltaban comas vocativas, había errores de coherencia, brotaban como setas las mayúsculas en mitad de las frases, dos personajes hablaban en un mismo subtítulo sin diferenciación alguna (imagen 1) y había calcos y frases superliterales… Una de las señales reveladoras de la traducción automática, por ejemplo, es que el género por defecto era el masculino (imagen 2), de modo que supongo que nadie los revisó o se los leyó siquiera. Otra es la imposibilidad de discernir el tiempo verbal correcto en frases sin mucho contexto, como suele ocurrir en algunos subtítulos (imagen 3, donde lo adecuado sería «¡Corre!»).

Va subtítulo de propina, a ver qué te parece:
«You see the evil look in her eyes?»
«Yeah.»
«You do?»

Tema miedos, sustos o gracietas aparte, la cosa tiene su aquel. ¿Acabas de hacer una película, documental, serie, etc. y quieres llegar a más espectadores? Contrata a traductores de verdad. Te has pasado meses (¡o años!) creando una obra, escribiendo el guion, pensando en las localizaciones, buscando al reparto adecuado, ideando el vestuario, cuidando todos los detalles, vaya, pero ¿luego escatimas en traducción? Sí, lo entiendo, te puede parecer lo más barato, pero ya sabemos que lo barato sale caro: piensa en tu reputación y la de tu producción.

No utilices la traducción automática por defecto. Para muchos espectadores, entre los que me incluyo, es una falta de respeto. Si alguien no se ha molestado en ofrecerme un producto de calidad, ¿por qué debería molestarme yo en verlo o leerlo? Ofrecer una buena traducción es respetar el producto que tanto ha costado crear, y respetar tanto a lectores como espectadores.

Hay muchas razones por las que la traducción humana es preferible a la traducción automática y aquí van solo algunas:

  • La traducción automática puede dar lugar a traducciones inexactas. ¡Imagina en casos más sensibles como los ámbitos técnicos o médicos!
  • La traducción automática no tiene en cuenta los matices del lenguaje, con lo que puedes acabar con una traducción sin sentido, normalmente por una literalidad excesiva.
  • La traducción automática no entiende el contexto cultural de un texto, lo que puede dar lugar a traducciones directamente erróneas. Tampoco relaciona texto con imagen, de ahí que no vaya a ser eficaz en traducción audiovisual (doblaje, subtitulación), editorial (pensemos en cómics, tebeos, novelas gráficas, álbumes infantiles, etc.), ni en muchas otras ramas.
  • Los traductores (humanos) ajustan las traducciones para que sean precisas, tengan sentido en la lengua de destino… y también alma, que es importantísimo en muchos textos.
  • Los traductores te ofrecen traducciones culturalmente sensibles y adaptadas a las necesidades específicas de los clientes.
  • Con un traductor de piel y hueso tendrás una traducción de calidad, revisada, fiel pero también creativa. Alguien que estará luego a tu disposición en caso de dudas y te ofrecerá asesoramiento.
  • Un traductor automático te hace la traducción al instante, sí, pero un buen trabajo requiere un tiempo… y no siempre es una eternidad. Los traductores (humanos) también pueden entregarte una traducción a tiempo, de forma rápida y eficaz. Confía en nosotros cuando te demos una estimación.
  • La traducción automática no siempre está al día de las últimas tendencias y cambios lingüísticos, porque la lengua evoluciona sin cesar. Los traductores te vamos a agasajar con una traducción cuidada y actualizada.

Si todavía no te he convencido, échale un vistazo a este artículo en el que te hablo de muchos otros errores en traducción automática.

En fin, un traductor (humano) te va a solventar el trámite (papeleta o marrón, si lo prefieres) de localizar tu producto en otro idioma y durante el tiempo que trabaje en tu obra, no tengas duda de que será lo más importante que haga. Déjate asesorar y contrata a un profesional.

El fomento de la lectura en los peques

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Aprovecho que hoy empieza la campaña Fas 6 anys! Tria un llibre! («¡Cumples 6 años! ¡Escoge un libro!») para hablar un poquito del fomento de la lectura en peques. Si no conoces esta iniciativa fuera de Cataluña, te la cuento rápidamente: si tienes un hijo o hija que cumple 6 años en 2023 (en este caso), recibes en casa un vale que puedes canjear por un libro infantil (el que sea) en cualquiera de las librerías adheridas.

Me parece una campaña maravillosa para acercar la lectura a los peques, tengan o no el hábito ya instaurado, porque es una gran aventura: acudir a la librería más cercana, pasear y ver todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance, explorar cubiertas y contracubiertas, dejarse seducir por los colores… Además, dicha campaña viene con materiales de apoyo para la familia y para trabajar en la escuela.

Y es que incentivar la lectura en los niños y niñas pequeñas es fundamental para fomentar su desarrollo cognitivo, creatividad y habilidades lingüísticas. Aquí van algunas estrategias para fomentar la lectura en los más peques de la casa:

  1. Ejemplo personal: Los niños tienden a imitar a los adultos. Si ven que tú disfrutas de la lectura, es más probable que desarrollen interés por los libros. Lee frente a ellos y anímales a unirse a ti.
  2. Crea un ambiente de lectura: Designa un rincón acogedor para la lectura en la casa. Llénalo de libros apropiados para su edad y asegúrate de que haya buena iluminación. Si no dispones de ese espacio, también es aconsejable que el peque tenga una balda solo para él o ella, con sus libros favoritos.
  3. Libros al alcance: Ligado con lo anterior, mantén libros a su alcance, especialmente los que son adecuados para su nivel de desarrollo: libros de cartón o tela para los más pequeños, álbumes y cómics para los más mayorcitos, etc.
  4. Lectura en voz alta: Lee en voz alta a tus hijos desde una edad temprana. Los bebés disfrutan de la melodía de las palabras y las historias. A medida que crecen, elige libros con historias interesantes y variadas. No todo tiene por qué ser una enseñanza, no tiene por qué haber siempre una moraleja. Les divierte muchísimo leer aventuras e historias alocadas… y si les pones vocecillas, mejor que mejor.
  5. Visitas a la biblioteca: Lleva a tus hijos e hijas a la biblioteca local. Permíteles explorar y elegir sus propios libros. Muchas bibliotecas ofrecen programas de lectura para ellos. De hecho, en mi zona, los viernes es el día del cuento y un profesional acude a leer una historia a los peques.
  6. Regalos de libros: Regala libros en ocasiones especiales. Los libros pueden ser tan emocionantes como cualquier otro regalo, que no lo vean como un fastidio o unos «deberes». A mí me chifla regalar libros a los hijos de mis amistades cuando quedamos para comer o para festejar cualquier cosa.
  7. Tiempo de lectura diario: Establece un tiempo de lectura diario, como antes de acostarse. Esto crea una rutina y un ambiente reconfortante. En casa leemos antes de dormir, es el momento en que estamos más relajados y es un momentito de intimidad y cariño que no cambio por nada.
  8. Participación activa: Anima a tus hijos a hacer preguntas sobre la historia, los personajes y las ilustraciones. Esto promueve la comprensión y el pensamiento crítico.
  9. Respeto por los gustos individuales: Permíteles elegir los libros que les interesen. No todos los niños disfrutarán de los mismos géneros o temas. Para mí esto es muy importante, leer historias variadas es genial, pero aún más lo es cuando el peque empieza a tener sus gustos.
  10. Actividades relacionadas con la lectura: Haz actividades relacionadas con los libros, como manualidades basadas en las historias, cocinar recetas de libros o visitas a lugares que se mencionan en las historias. Muchos libros, incluso, tiene actividades relacionadas que se pueden descargar en internet: fichas para colorear, ejercicios de lectura, etc.
  11. Utiliza la tecnología de manera educativa: Las aplicaciones y los libros electrónicos pueden ser útiles, pero procura supervisar el tiempo de pantalla y elegir contenido de calidad.
  12. Participación en eventos literarios: Busca eventos locales relacionados con la literatura, como ferias del libro o cuentacuentos en la biblioteca, como el que comentaba en el punto 5.

En definitiva, recuerda que cada niño es único, y el amor por la lectura se desarrolla a su propio ritmo. Lo más importante es que la lectura sea una experiencia positiva y placentera para los peques, no una tarea. Al fomentar un ambiente enriquecedor y cariñoso alrededor de los libros, estarás sentando las bases para que desarrollen una sólida relación con la lectura.

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¿Qué te parece? ¿Has recibido ya el vale en casa? Y si vives en otra comunidad, ¿me cuentas qué iniciativas de fomento de la lectura hay en tu zona?

Hasta la próxima. ♥

Cuidado con las estafas en traducción

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Es otoño y parece que, al igual que las setas, crecen también los estafadores. No es un fenómeno nuevo, pero sí llevo observándolo con mayor frecuencia de un tiempo a esta parte.

La primera vez que lo viví en mis carnes fue a través de un mensaje privado por Instagram. En este caso, el estafador se hacía pasar por vendor manager de una agencia de traducción. Tenía foto de perfil y en su cuenta había algunas publicaciones, pero aun referidas a la traducción, carecían de contenido, no había interacciones y, además, todas se habían subido en solo dos días (literalmente). Indagué en el perfil y también vi que el usuario se había cambiado de nombre tres o cuatro veces, algo que también es motivo de recelo.

Busqué el nombre de la agencia y, aunque existía, esta persona no formaba parte de la plantilla, aunque sí aparecían trabajadores con ese mismo cargo. Olía raro raro raro, pero decidí seguir adelante para ver dónde estaba el truco. Me pidió que habláramos por Telegram. No se expresaba con mucha claridad y el tipo de proyecto no quedaba muy claro tampoco. Al pedirle más señas y que siguiéramos la comunicación por canales más profesionales como el correo electrónico… desapareció.

Historias como estas abundan ahora mismo: ofrecen proyectos golosos con plazos muy ajustados para no darte tiempo para pensar. La estafa, muy seguramente, es que para intentar cobrar (porque tiene pinta de que ese dinero no va a llegar) tengas que hacer algún tipo de pago.

Cómo detectar una oferta falsa

Detectar a los estafadores en el campo de la traducción, como en muchos otros sectores, no siempre es fácil o rápido, ya que emplean tácticas engañosas para atraer a sus víctimas. Algunas pautas que pueden ayudarte a identificar posibles estafadores son las siguientes:

  1. Ofertas de trabajo demasiado buenas para ser verdad: Si una oferta de trabajo parece demasiado buena para ser verdad, es posible que lo sea. Desconfía de las oportunidades que prometen honorarios extremadamente altos o beneficios excepcionales sin ninguna justificación razonable. Que los buenos clientes existen, ¿eh?, pero cuidado y que estas ofertas cegadoras no te dejen tuerto.
  2. Comunicación poco profesional: Los estafadores suelen comunicarse con un estilo cuestionable. Presta atención a los correos, DM o mensajes que contengan errores gramaticales, ortográficos o que simplemente no tengan sentido. Los profesionales de verdad suelen ser más cuidadosos con su comunicación. Y ya les hacemos la cruz (o 🚩🚩🚩) si se ponen a la defensiva o insultan al verse entre la espada y la pared.
  3. Falta de información de contacto o sitio web: Si la oferta de trabajo no incluye información de contacto verificable o no se puede encontrar un sitio web legítimo de la empresa, es señal de alerta. Esta semana mismo una compañera nos preguntaba en el grupo de Bendito Contexto si una oferta era real o no. Le habían pasado hasta un contrato, pero el nombre de la empresa que le había dicho el estafador y el que constaba en el contrato ni siquiera eran el mismo.
  4. Solicitan dinero por adelantado: Aunque no es tan común, los estafadores pueden pedir dinero por adelantado para «procesar» una oferta de trabajo o cubrir gastos de algún tipo. Un empleador o cliente legítimo no te pide dinero antes de empezar a trabajar.
  5. Desconfía de las prisas: Los estafadores intentan presionarte para que tomes decisiones rápidas. Si sientes que te están apurando para aceptar una oferta, tómate tu tiempo para investigar y tomar una decisión informada. Esto es muy común en estas ofertas que llegan por Instagram y Telegram: proyectos de 100 páginas para entregar en uno o dos días, por ejemplo.

¿Qué podemos hacer ante un caso de posible estafa?

  • Investiga la empresa o persona que te ofrece el trabajo. Busca reseñas en línea, verifica su presencia en redes sociales y consulta fuentes fiables para confirmar su legitimidad.
  • Comprueba las referencias: Si tienes dudas sobre la autenticidad de una oferta de trabajo, pide referencias o busca personas que hayan trabajado con la empresa en el pasado y ponte en contacto con ellas para recabar opiniones.
  • Los acuerdos y contratos siempre por escrito: Procura que cualquier acuerdo o contrato de trabajo esté documentado por escrito y firmado por ambas partes. Un acuerdo verbal es más difícil de hacer cumplir y puede ser una señal de que algo no acaba de encajar. Incluso si llegas a algún trato por teléfono o videollamada, deja constancia del asunto en un correo electrónico, aunque sea.
  • Confirma la autenticidad de los proyectos: Si te piden que hagas una prueba de traducción o te pasan directamente el texto para traducir, verifica si el contenido es legítimo y no lo están usando con fines fraudulentos. En muchas ocasiones, lo que pasan para traducir ya está traducido o publicado. Una vez me llegó una oferta para traducir un texto larguísimo que, al buscarlo por internet de lo raro que me pareció, resultó ser una entrada de la Wikipedia. Al parecer, era una estafa bastante documentada por aquel entonces.
  • Confía en tu instinto: Si algo te incomoda o te hace recelar, confía en tu intuición. Siempre es mejor ser precavido y rechazar una oferta si tienes dudas.

Cebos en Instagram y LinkedIn (y Telegram)

Aunque en un principio he visto muchos casos de perfiles falsos en Instagram (en el último, el estafador le había robado la foto a un conocido traductor/investigador), empiezan a extenderse ahora a LinkedIn sin ningún tipo de rubor. ¿Cómo detectarlos?

En Instagram:

  • Tienen una foto generada por inteligencia artificial, de stock o directamente robada.
  • El perfil está vacío o, por el contrario, tiene muchas publicaciones, pero subidas en muy poco tiempo.
  • Se han cambiado de nombre frecuentemente. Alguien auténtico no se cambia de nombre 3, 4 o 5 veces.
  • Insisten en cerrar el trato por el chat de Instagram o Telegram. Los más listos pueden acceder a escribir por correo.

En LinkedIn:

  • Tienen un perfil vacío. Normalmente, dicen pertenecer a una empresa conocida (tipo Transperfect), pero apenas dan detalle. No tienen credenciales ni hay datos adicionales.
  • No interactúan, con lo que no hay contactos en común, ni siquiera de segundo o tercer grado.
  • Emplean la pesca de arrastre y lanzan ofertas en muchas combinaciones a la vez sin dar más detalles.

El correo sorpresa

Aunque hablamos de las estafas más comunes actualmente que corren por las redes, las más tradicionales por correo electrónico siguen en boga, así que no te confíes.

En estos casos:

  • Si la persona dice ser de una empresa concreta, procura que su dirección de correo lo demuestre. Da prioridad a los correos electrónicos oficiales de organismos fiables que utilicen nombres de dominio coincidentes. Desconfía de los correos inesperados de cuentas genéricas, sobre todo en fines de semana o festivos.
  • De nuevo, presta atención a cómo está escrito el correo y no abras ningún adjunto. Si es un ZIP o similar, ¡menos aún!
  • Verifica la reputación de la empresa: Investiga siempre al cliente o agencia de traducción antes de colaborar. Busca en el Blue Board de Proz, por ejemplo, por si hubiera reseñas o cualquier historial de comportamiento cuestionable. La falta de información creíble puede considerarse una señal de advertencia.
  • Cuidado con las pruebas de traducción gratuitas: Aunque las pruebas son habituales, cuidado con las agencias que solicitan mucho trabajo gratuito por adelantado. Los estafadores se aprovechan para obtener traducciones sin pagar.
  • Utiliza herramientas de seguridad: Usa herramientas como Hunter.io para validar las direcciones de correo electrónico de la agencia y evaluar su legitimidad. Comprueba los detalles de propiedad del dominio en WHOIS para asegurarte de que su presencia en Internet coincide con quien dicen ser.

Recuerda que la prevención es fundamental para evitar estafas. Investiga cuidadosamente antes de aceptar cualquier oferta de trabajo y mantente alerta ante posibles señales de estafa, sea en el campo de la traducción o en cualquier otro sector.

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Otras publicaciones y trucos compartidos por compañeros:

¿Cómo es traducir para niños?

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La puerta de entrada a mundos maravillosos (e introducción a la lectura)

Los libros son una ventana mágica que nos transporta a mundos llenos de aventura, aprendizaje y fantasía —no os descubro nada nuevo con esto—, y todos los niños deberían tener acceso a ellos en su propio idioma.

Como traductora de libros infantiles, mi objetivo es trasladar esas historias maravillosas para que ningún niño se quede sin disfrutar de ellas. Cuando tengo entre manos la traducción de un libro infantil, me sumerjo en su universo imaginativo, trato de captar la esencia de los personajes, los juegos de palabras y las rimas, y encuentro las mejores formas de transmitir esas emociones y enseñanzas en el nuevo idioma. Siempre, eso sí, conservando la esencia y el encanto que los autores plasmaron en sus originales. Como toda traducción, hay que dar con ese delicado equilibrio entre la fidelidad y la adaptación creativa.

Libro de una colección especial para contar el cuento al peque antes de dormir. Todo con pareados. Traducción para La Galera.

Las particularidades de la traducción para niños

Traducir un texto infantil puede presentar ciertas dificultades particulares por los lectores meta y los elementos específicos de este tipo de libros. Algunas de las dificultades más habituales son:

1.      Vocabulario y nivel de lenguaje: Los libros para niños pequeños suelen utilizar un vocabulario simple y adaptado a su nivel de comprensión. El quid —y el reto— está en encontrar las palabras adecuadas y transmitir el mismo significado y tono en el idioma de destino. Además, puede haber juegos de palabras, rimas o expresiones idiomáticas que requieren una adaptación creativa para mantener el sentido original. Esto es de vital importancia en colecciones de lectura graduada (libros que van creciendo con el niño), puesto que el lector va adquiriendo más autonomía y se pueden introducir elementos más complejos (frases subordinadas, tiempos condicionales, etc.) y vocabulario más avanzado (un «miedo» puede pasar a ser «temor» o «pavor» más adelante, por ejemplo). Esta última cuestión es algo que tengo muy presente al traducir la serie Escuela de dragones para Molino.

2.      Cultura y referencias locales: Muchos libros infantiles contienen elementos culturales específicos o referencias a eventos, costumbres o personajes locales. Al traducir estos libros a otro idioma, es necesario buscar equivalentes culturales o adaptar las referencias para que sean comprensibles y relevantes para los lectores del nuevo idioma (un shepherd’s pie que acaba traducido como “pastel de carne” en mis traducciones de los libritos de Pamela Butchart, autora escocesa).

3.      Contenido visual: Los libros infantiles a menudo tienen ilustraciones que complementan la narrativa. La traducción debe procurar que las palabras y las imágenes estén en armonía, transmitan el mismo mensaje y mantengan el espíritu visual original. Esto puede requerir una adaptación cuidadosa de los textos (que puede incluir segmentación y cambio de carga textual) y, en algunos casos, la recreación de las ilustraciones. ¡Segmentar es ideal más allá de la traducción audiovisual!

4.      Métrica y ritmo: En muchos libros infantiles, sobre todo en los que incluyen rimas y versos, la métrica y el ritmo son elementos importantísimos. La traducción debe mantener la estructura y el ritmo para que el texto fluya de manera similar al original. Esto puede requerir ajustes y cambios para que la poesía o la musicalidad se mantengan en el idioma de destino.

Este título es un buen ejemplo de musicalidad; un título que hasta «suena» gracioso.

5.      Sensibilidad cultural y temática: Al traducir libros para niños, es importante tener en cuenta las diferencias culturales y cerciorarse de que el contenido sea apropiado y sensible en el nuevo contexto. Algunos temas, chistes o referencias pueden requerir adaptaciones o incluso ser reemplazados para evitar malentendidos o ser ofensivos en la nueva cultura. Eso sí, cambios tan radicales como estos deben comunicarse y consensuarse con el autor y la editorial.

En resumen, traducir libros infantiles implica abordar estas particularidades relacionadas con el vocabulario, la cultura, las referencias visuales y la sensibilidad. El objetivo principal es conservar la esencia del libro original y, al mismo tiempo, adaptarlo para que los niños de distinta cultura e idioma puedan disfrutarlo plenamente.

Una traducción preciosa para Bindi Books sobre un grupo de animales en busca de la felicidad. Con lenguaje poético y metafórico.

Así pues, si alguna vez te has preguntado cómo se traducen los libros para niños pequeños, ya ves —y ya te aseguro— que es un proceso apasionante que implica sumergirse en mundos llenos de color, creatividad y mucha ternura.

Como traductora, es todo un honor contribuir a la difusión de la magia de la lectura entre los más pequeños y ayudarles a descubrir nuevos mundos a través de las páginas de un libro. 📚💕


¿Quieres saber más sobre los servicios que ofrezco? No dudes en cotillear por el blog o mandarme un correo a info@las1001traducciones.com. 📩 

Ojo con los atajos: ¡Evita la tentación de la traducción automática!

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No sé si tienes la misma sensación que yo, pero de un tiempo a esta parte detecto que algunas personas (algunos principiantes, pero #NotAllNovatos, ya lo sé), quizá tentados por la comodidad y rapidez, recurren a la traducción automática. Aunque puede parecer una solución práctica en el momento, me gustaría explicar por qué es una mala idea y cómo se puede mejorar en traducción, no solo para empezar con buen pie en el oficio, sino para forjarnos una base sólida que perdure en el tiempo.

Es evidente que la traducción automática ha avanzado mucho en los últimos años y es innegable que puede ser útil en ciertos contextos. Sin embargo, cuando la utilizamos como recurso principal para traducir, corremos el riesgo de perder muchas oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Podría pasarme la tarde dándote motivos, pero aquí van algunas razones importantes por las que no es buena idea depender en exceso de la traducción automática:

  1. Pérdida de comprensión contextual: Las traducciones automáticas no siempre tienen en cuenta el contexto adecuado para cada situación. Obvio, no tienen ojos ni oídos y les cuesta relacionar. Como traductores, nuestro objetivo es transmitir el mensaje de manera precisa y efectiva, adaptándonos al registro, el tono y el propósito del texto original. Si dependemos únicamente de la traducción automática, corremos el riesgo de producir traducciones que no se ajusten al contexto específico.
  2. Falta de estilo y fluidez: La traducción automática tiende a ser literal y carece de la capacidad de capturar el estilo y la fluidez del lenguaje. Las traducciones que obtenemos pueden sonar mecánicas y poco naturales, lo que disminuye la calidad del trabajo y puede afectar nuestra reputación como profesionales. Y no solo esto. Si habéis hecho la prueba, sabréis que muchas veces la TA da una falsa impresión de corrección… y nos la puede dar con queso. Y no solo. También nos corta las alas porque ante un resultado que resulta pasable, quizá no nos da por buscar algo más, por ir más allá y dar con traducciones más creativas.
  3. Errores y omisiones: Aunque los avances en la tecnología de traducción automática son notables, todavía puede cometer errores y omitir detalles importantes. Como profesionales, es nuestra responsabilidad garantizar la precisión y la integridad del contenido traducido, algo que la traducción automática no siempre puede lograr.
  4. Problemas con la confidencialidad: Hay que ser muy cautos cuando se usan estas herramientas para que estos textos no acaben donde no deben o se divulgue información que no puede trascender.

Si todavía no te he convencido, ahondemos un poco en el punto tres:

¿Cómo podemos mejorar nuestras habilidades y evitar caer en la trampa de la traducción automática?

  1. Sumérgete en el idioma y no dejes de aprender: Sumérgete en el idioma que estás traduciendo. Lee libros, artículos y materiales diversos para familiarizarte con su estructura, expresiones idiomáticas y uso adecuado.
  2. (In)fórmate: Plantéate hacer algún curso de traducción, ir a algún taller específico y obtener alguna certificación más. La formación continua es esencial para mantenernos actualizados con los avances en el campo.
  3. Practica, practica, practica… y no descuides la revisión: Impepinable. Practica regularmente tus dotes de traducción y pide opinión a colegas más experimentados. La revisión de tus traducciones anteriores también te permitirá identificar las áreas de mejora y aprender de tus errores.
  4. Domina tus herramientas de trabajo: Utiliza diccionarios y glosarios especializados para engrosar tu vocabulario técnico y asegurar una traducción más precisa y coherente. Hazte con una buena caja de herramientas, vaya.
  5.  Muévete, participa y forma parte de la comunidad: Únete a comunidades de traductores en internet o, mejor aún, en la vida real. El intercambio de conocimientos y experiencias con colegas es valiosísimo para el crecimiento profesional.

Igual que hay que aprender a caminar para luego correr, para aprender a traducir bien hay que hacerlo desde cero, con esmero y prestando atención a los detalles. El texto y tú, cara a cara. No hay atajos.

Recordemos que la traducción es una habilidad que mejora con la práctica, la experiencia y la dedicación. Al evitar la traducción automática y trabajar en el perfeccionamiento de nuestras habilidades, estaremos construyendo una base sólida para un futuro más próspero en este oficio.

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Si quieres saber más sobre traducción o los servicios con los que puedo ayudarte, no dudes en escribirme a info@las1001traducciones.com.